Los niños con autismo no son cariñosos y no les gusta el contacto físico. En muchos casos estos niños tienen dificultad para mostrar emociones, pero en realidad son niños muy sensibles que desean tener amigos con los que jugar. Son capaces de reír, sentir, llorar y emocionarse igual que cualquier otro niño, sólo que en algunos casos no pueden canalizar bien esos sentimientos y emociones.