Muchas veces solemos subestimar los instintos de los niños y suponemos que es a ellos a quién tenemos que educar con respecto a la inclusión. En mi opinión particular estamos equivocados, si bien los niños tienen muchas dudas y cometen errores, tienen más disposición y comprensión hacia niños especiales que los mismos adultos, y si bien hay que educar tanto a niños como adultos, es a éstos últimos a quienes hay que educar con mayor esfuerzo, puesto que ya vienen configurados con una predisposición al rechazo ante lo diferente y lo desconocido. No quiero decir que sean malos, pero si de alguna u otra manera no están acostumbrados a tomar con naturalidad las diferencias, evitan miradas y conversaciones, no saben cómo actuar ante personas con discapacidad y a veces hasta sin querer utilizan palabras inadecuadas, en los peores casos encontramos a algunos adultos que no se acercan por miedo a "contagiarse" o ser "agredidos". Si te llegaras a encontrar a un niño que tiene actitudes como las ya mencionadas, te aseguro que no son naturales y espontáneas, sólo fíjate en sus padres y sabrás la educación que recibe.
Presta atención al comportamiento de niños y adultos por separado cuando están con un niño especial y te darás cuenta. El niño probablemente tenga curiosidad por las diferencias y preguntará hasta quedar satisfecho, luego intentará compartir con el niño como pueda, se reirá de algunas cosas y tal vez sus juegos no sean adecuados, pero no será de mala intención sino de inocencia. En cambio el adulto, al darse cuenta de una vez sentirá lástima o desconfianza, no querrá preguntar ni involucrarse en el tema (por temor de molestar o herir), tratará de ignorar al niño para que no piensen que lo mira mal, tal vez lo haga un par de veces (sin intención) y finalmente tratará de alejar a su hijo y evitar que jueguen juntos por temor de que su hijo salga lastimado o lo culpen si algo pasa.
No todas las personas actúan así, es probable que te encuentres en el camino a personas que no teman incluir a tu hijo, pero claramente hay que empezar a educar a los adultos, para que así puedan manejar mejor la información cuando les toque transmitirla.
En la primera parte de este tema hablé sobre las maneras incorrectas en las que a veces solemos afrontar los comentarios negativos hacia nuestros peques y/o nuestro desempeño como madre, también les conté un poco cómo ha sido mi experiencia afrontando estos casos. Así que en esta parte les voy a compartir mis recomendaciones de cómo convertir los comentarios negativos en resultados positivos:
1. Respirar profundo, esto te ayudará a calmarte un poco antes de responder y ayudará a controlar tus emociones
2. Piensa bien lo que vas a decir antes de hablar, sé que es difícil, pero al responder debemos demostrar que somos personas capaces de manejar la situación y no personas que hagan pensar a los demás: "si así es la mamá, que se puede esperar del niño"
3. Si es una persona que intenta ayudar, agradece el gesto y explica lo que está sucediendo, tal vez podría ayudarte. En caso de no poder hacerlo, es una persona que conoció de cerca a una Súper Mamá y seguro aprendió algo nuevo
4. Si es una persona que viene a criticar, explica lo que está sucediendo y deja claro (pero de buena manera) que tú tienes la situación bajo control. Te aseguro que cambiará su actitud y tal vez intente ayudar, de lo contrario será quien quede mal ante los demás y no tendrá otra opción que retirarse
5. Nunca te avergüences ante los demás por tu hijo, ignora las miradas y susurros incómodos, yo sé que es difícil y nos hace sentir mal, pero prestarle atención a estas cosas nos resta equilibrio emocional, nos hace perder tiempo y nos hace dudar de nuestro rol de madre y créeme cariño, no existe nadie en este mundo mejor que tú para manejar situaciones difíciles con tu peque. Sólo recuerda quién es más importante para ti ¿Tu hijo o los demás?
Por más difícil que parezca ¡Sí se puede! y siempre debemos pensar que cada persona que se topa con nosotros en estas situaciones siempre aprenderá algo nuevo, de nosotras depende que aprenda algo positivo o negativo.