El Autismo es un trastorno del desarrollo que altera la interacción social, la comunicación (verbal y no verbal), el desarrollo sensorial (afecta la sensibilidad de los 5 sentidos) y restringe el comportamiento desarrollando estereotipias (movimientos repetitivos). No es una enfermedad y tampoco tiene cura ya que, es una condición de vida con la que se nace y se va desarrollando en el crecimiento, sin embargo, las afecciones de esta condición son reversibles hasta en un 90% dependiendo del nivel de intensidad de las mismas y la correcta intervención temprana.
El Autismo presenta varios niveles de intensidad que van desde el severo (en algunos casos con alguna otra condición adicional), moderado y leve, un gran abanico de casos distintos ya que, no existe ningún caso igual a otro, incluso 2 gemelos con la misma condición pueden tener síntomas y afecciones diferentes en niveles diferentes, es por esto que los casos se engloban en lo que se llama el Trastorno de Espectro Autista. Anteriormente el Autismo y los trastornos asociados eran definidos dentro del DSM-IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría) como Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD), luego en la actualización de la versión DSM-V, el Síndrome de Asperger y el TGD fueron englobados junto con el Autismo para formar el Trastorno de Espectro Autista (TEA), pasando a ser llamado el Asperger “Autismo de Alto Funcionamiento”.
Es de suma importancia la intervención temprana en el TEA, al ser una condición de vida, que afecta la sensibilidad de los sentidos, la motricidad, la comunicación y en algunos casos la comprensión por el Trastorno Déficit de atención e Hiperactividad (TDAH), es importante detectar las señales para proporcionar la intervención adecuada a tiempo y así poder obtener avances y mejoras.
A continuación las señales más comunes (porque hay otras) para la detección del TEA:
1. Indica necesidades llevando de la mano
2. Ríe sin motivo
3. Llorar, tristeza o "pataleta" sin razón aparente
4. Parece sordo
5. No hace contacto visual
6. No tiene lenguaje y si lo tiene presenta alteraciones
7. Dificultad para socializar
8. Hiperactivo o muy pasivo
9. Apego inusual
10. Conductas repetitivas
11. Aparente insensibilidad al dolor
12. No teme a peligros reales
13. Resistencia al cambio
La detección y tratamiento está de la mano de varios especialistas como psicólogo, terapeutas de lenguaje, terapeutas ocupacionales, neuropediatras, nutriólogos y psicopedagogos. Los cuales varían la frecuencia y la intensidad del tratamiento dependiendo de cada caso, recuerda que ninguno es igual a otro. Sin embargo, aunque el niño cuente con varios profesionales, el trabajo principal es de los padres y su familia ya que, son quienes pasan más tiempo con el niño y deben enseñar los valores, derechos y deberes pues, antes de tener Autismo, el niño es una persona y la inclusión comienza desde casa.